lunes, 30 de enero de 2012

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Y de pronto un día, te veo caminando con ella de la mano, la veo ocupando el lugar entre tus brazos que a mi me pertenecía, el lugar en tu corazón que yo llenaba con mi cariño. Un día, así sin más, tú le besas detrás de la oreja, le acaricias el pelo con ambas manos, le das paseos por la playa y le llevas a comer palomitas al cine, en esa fila 12 que antes nos pertenecía a nosotros... Sí, y otra vez, en otro día cualquiera, te vuelvo a ver a ti por la calle caminando con ella, de su mano, ocupando el lugar que tenía en tu vida y yo, lo único que puedo hacer es rezar porque todo pase y tú te des cuenta de que mi sitio aún sigue ahí, a tu lado, junto a ti. 

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